miércoles, 14 de abril de 2010

DIVIDIDOS EN JUJUY!!!!

Me tomo el atrevimiento de poner estos comentarios pues creo que la mayoria de nuestros compañeros que estan estudiando en el otras provincias, no sabes como fue el recital, ni las dimenciones a nivel nacional.
NO tengo mucha labia para poder expresar lo que sentimos con los muchachos; fuimos los mismos de siempre pero alli en tilcara encontramos a un monton de Santos, los cuales me prometieron que me hiban a mandar las fotos....sigo esperando, por eso para que se den cuenta los sentimentos que pasaron por nuestra mente y garganta ,voy a tomar prestadas las palabras del periodista enviado por Clarin,Hernan Firpo.

Más de 15 mil personas siguieron el sábado el impactante show que Divididos dio en Tilcara para presentar su nuevo álbum, Amapola del 66, diez años después del show que la banda liderada por Ricardo Mollo dio aquí por primera vez. En medio de una intermitente lluvia y con fans locales y también llegados desde varios puntos del país, la "Aplanadora del Rock" dio un concierto memorable que deja en claro que han vuelto con ganas de recuperar su trono como la banda más poderosa del rock nacional. Pero la procesión, antes de llegar al show, fue bastante larga. Todo empezó el viernes. Faltaba para ratificar que lo de chacarera con guitarra eléctrica es una fusión tanto o más encantadora que la del rock y el tango. Faltaba para comprobar que ocho años después, el último disco puede tener el mismo timbre sonoro que La era de la boludez. Hace diez años tocaron en la entrada del Pucará de Tilcara y el sábado lo hicieron en el Cerro Chico. Lógico: son diez años más de popularidad y calculaban que en este escenario podía entrar el triple de gente. Pero todavía era viernes y faltaba para que supiéramos que en Tilcara (a 2.500 metros de altura), la voz de Mollo "dobla" y arma una especie de carambola. Mollo tira las palabras para que reboten contra el Cerro Cono y lleguen a todos los habitantes de este lugar. Decíamos, a 23 horas del recital de Divididos, el efecto de "la aplanadora del rock" vive una previa que corre por cuenta de las bandas de pibes, bolsones de fans que se detectan en cualquier parte y son tantos que parecen hundir la quebrada de Humahuaca hasta dejarla a nivel el mar. "Son mansos los ricoteros éstos", dice el del hotel. Hay que caminar kilómetro y medio para llegar a la laguna de Cerro Chico, donde Divididos ensaya el show entero delante de 300 personas. A Mollo le preocupa la luna, parecida a la tucumana, aunque esta noche alumbre un poco menos. "¿Dónde está la luna?", pregunta. Y si va a llover, quiere saber. En realidad el Servicio Meteorológico anuncia lluvias, aunque acá se dice que la tecnología no acierta nunca. Dentro de una hora, la Municipalidad local decretará que Divididos serán "huéspedes ilustres" por armar lazos con la América Morena. Diego Arnedo dirá lo agradecido que está de hacer en Tilcara un encuentro con fans de todo el país. "Por qué sé que están viniendo de todos lados", dice. Y Mollo seguirá sonriendo: "Gracias por prestarnos una montaña", le dijo al intendente. "Este es el evento del año, sin dudas, pero no te creas, acá pasan cosas: el calendario quebradeño está repleto de fiestas populares". Lorena García, realizadora de dos documentales protagonizados por copleras del norte, vive en la zona desde hace cuatro años. Un día se cansó de Buenos Aires y fue a parar a un cerro. Es vecina de Micaela Chauque, una vientista de pelo azabache que Divididos invitó para echar sus coplas sobre el escenario. La prensa de Dios lleva poster central y a Mollo le acercan un afiche de la virgen de Punta Corral, la mamita de los cerros. "El recuerdo de este lugar, del aire, de los pájaros y el sol, y ahora venir a presentar el disco nuevo, es una gran alegría", dice mostrando la imagen antes de pedirle un último permiso al intendente Félix "Diaguita" Pérez: "¿Mañana en el show, podemos colocar a la virgen en el escenario? Seguro que va a ser un buen augurio". "Traigan bombos", pide Mollo aprovechando los ensayos abiertos. Quizás en Tilcara no haya un bombo por habitante, pero seguro todos tienen un sikus. Aquí hay como 60 bandas de sikuris, unas 1.500 personas que tocan este instrumento. Eileen, encargada del Hotel Las Terrazas, cuenta. "Están desde el 17. Algunos cuentan que Mollo tiene una casa por acá. Yo no sé, me cuesta creerlo porque no estarían parando en el hotel. Desde que están acá sé que fueron a Humahuaca y a la casa de Ricardo Vilca, que falleció hace casi dos años. Fueron a visitar a la viuda y tocaron. Los invitan a peñas, a comer asados y ellos se prenden. Lo que más me gusta de ellos es que no son para nada estrellas. Yo pensé que iban a venir figuras de rock y estamos hospedando a gente sencilla. ¿Qué más? No, Natalia Oreiro no vino, él está solo. Paréntesis: el sábado, sobre el pucho, llegó Natalia. Mollo prefiere no hablar con la prensa. Habla con la gente. Con Lorena, la documentalista, no tiene ningún problema. "No sé de dónde viene este vínculo fuerte con Tilcara -le dijo-. Había venido antes de la presentación del 2000 y seguí viniendo en forma particular. Esta vez llegué y para ir bajando los decibeles de la ciudad primero pasé por Purmamarca y fui subiendo de a poco la quebrada, hasta Tilcara, Tocamos y me voy el 29. Cuando estoy acá no tengo ningún apuro". Plaza Central, calle Belgrano, sábado 1.16 AM. La temperatura bajó 12 grados y la bandita que vino de Hurlingham se amucha en las escalinatas. Fuman, toman vino, tocan la guitarra. "Qué mansitos son estos ricoteros", repetiría el del hotel. Por ahí va el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi. Si te lo cruzás por estas callecitas es probable que te diga cuánto le gusta Micaela Chauque y que está averiguando porque quiere llevarla para actuar en Buenos Aires. Es sábado y el sol, a esta hora, cae en picada sobre la feria. Un Florida y Lavalle ocasional, y con otra clase de uniformes, donde van a parar locales y visitantes. Los números de la Gendarmería dan cuenta de que hoy llegaron más de mil vehículos entre autos particulares y micros. De Tucumán vinieron (cinco horas de viaje). De Salta (dos horas). De Quilmes, 23 horas by charter: termina el show y de nuevo a Buenos Aires. Otra vez Lombardi. No sabés, te cuenta ahora, hay dos temas de Amapola del 66 que no van a cantar. Uno es Fuimos todos, el que está dedicado a las víctimas del accidente de Ecos. "Entre la emoción que le provoca cantarlo, y la altura, tiene miedo de quedarse sin aire". A las 18.12 el Servicio Meteorológico tuvo razón: empezó a llover sobre el Río Grande. "Lo que más se vendió hoy fue vino patero y licores", nos cuenta Soledad San Julián, dueña de la vinería que está sobre la avenida principal. La gente, y nos referimos a una gelatina humana, va y viene y no sabe si el recital se hace o no. En eso sale Mollo a ver qué onda y los asistentes cubren los instrumentos y los equipos de sonido. A las 19.20 no sólo paró la lluvia, sino que además a los Divididos les prestaron la montaña y una luna casi llena. A las 19.43, más de una hora y media después de lo previsto, arrancan con una intro donde Catriel -el baterista de 21 años- demuestra que lo suyo no es el free jazz. Divididos tiene un estilo puro y duro aunque toquen El arriero. Después siguen con Hombre U, Buscando un ángel, Par mil, hasta llegar a La flor azul, una chacarera a puro banderazo con los colores patrios y los de los pueblos originarios. Por supuesto, también abajo están los muchachos de la bandera de Hurlingham. De acá en más empieza la interacción con los músicos locales como Gustavo Patiño en guitarra, Juan Saavedra y Sandra Farías en danza y bombo, Joaquín Storni en guitarra, y Aurelio Giménez y Nazareno Saavedra, dos nenes, que no paran de darle al parche. Qué lindo fue cuando tocaron Guanuqueando. Espiritual, sagrado. Con estas montañas y el nombre de Vilca flotando en la Quebrada, fue un momento casi divino. Mollo se lo dedicó al autor fallecido "que tal vez esté por acá o quizás se haya ido a dormir". Los músicos de Vilca al frente y el público respetuosamente acompañando con la letra. Qué ves, con sikus de Franco Tolaba, es una síntesis de la búsqueda de Divididos. Pero si hubiera que elegir un tema, nos quedamos con Mañana en el Abasto, que salta de la pureza de las coplas de Micaela Chauque a la pestilencia del paisaje urbano, y del erke volador de Fortunato Ramos a la densidad rockera. Sobre el final vuelve la lluvia con Amapola del 66, hit del último disco. Catriel golpea con más fuerza su batería mojada. "Esto es medio peligroso", comenta Mollo mientras la lluvia sigue creciendo. Pero esta vez, para él, la lluvia es una "bendición" de la mamita de los cerros.

Aqui les dejo algunas fotos muy lindas sobre lo que paso ese tarde, demostrando que las palabras no son exageradas.

1 comentario:

Melanie dijo...

Wow el recital debe haber estado increible. Qué loco que lo hicieron en Tilcara directamente. La gente debe haber estado como loca y muy contenta de que por fin se acerquen a esa zona. Y yo creo que la ciudad se merece tener este tipo de eventos porque está creciendo un montón y mucho más con todo el turismo. Cuando yo fui me quedé en el hotel reposo del diablo y fue todo un sueño. La pasé muy bien y la ciudad me encnató. Quiero felicitaros por la provincia que tienen y seguro de que si se hacen más recitales voy a volver aún con más ganas.
Saludos
melu